Hace un año, el 19 de septiembre del 2021, el periodista Marcos Efraín Montalvo fue asesinado en Tuluá, Valle del Cauca. A sus 68 años, Montalvo realizaba críticas a la alcaldía local y denunciaba hechos de corrupción y delincuencia; tenía un gran reconocimiento de la comunidad, y durante varias décadas de trayectoria periodística se dedicó a cuestionar las acciones de quienes estaban en el poder. Su homicidio generó un ambiente de autocensura y visibilizó los riesgos a los que se enfrenta la prensa de la región; desde su asesinato, en Tuluá, se han registrado tres amenazas a la prensa y un exilio.
Montalvo empezó en el periodismo a los diecisiete años, en el periódico El País de Cali. También fue reportero de Antena 2, El Caleño, Radio Reloj, La Cariñosa, el semanario El Tabloide y los periódicos locales La Variante y Mercurio. En la última década se dedicó a publicar de forma independiente en dos páginas de Facebook que llevaban su nombre. Allí difundía notas de opinión de su autoría y hacía eco a trabajos periodísticos de varios medios locales y nacionales sobre temas relacionados con la política, la seguridad del municipio y asuntos de tránsito. Seis meses antes de su muerte, según fuentes consultadas por las FLIP, había recibido amenazas por parte de un funcionario de la Secretaría de Desarrollo Institucional de la Alcaldía.
Para la Fiscalía, una de las hipótesis es que el asesinato está relacionado con el oficio periodístico de Montalvo. Sin embargo, durante el último año no se ha esclarecido quiénes determinaron el homicidio y cuáles fueron sus motivaciones. Los esfuerzos de la Fiscalía han estado dirigidos a capturar a los autores materiales, que son el eslabón más débil de toda la cadena criminal. Actualmente ya se dictó una condena de sesenta meses contra uno de los sicarios y otro de ellos está en proceso de ser judicializado. No obstante, se desconoce cuál fue el rol que ejerció cada uno en el crimen.
Para la FLIP, estos avances no desarticulan el riesgo que tienen las y los reporteros que denuncian asuntos de interés local en Tuluá; por lo que no hay una reparación en términos de verdad y reconocimiento del riesgo diferenciado a la prensa local. Es fundamental que el Estado judicialice a toda la cadena delictiva y, así, demuestre su compromiso en la lucha contra la impunidad de este tipo de crímenes.
A un año de su asesinato la FLIP hace un llamado específico a la Fiscalía General para que aumente los esfuerzos en la investigación y que establezca quiénes fueron los autores materiales y cuáles fueron sus móviles.
Hace 38 años asesinaron al periodista Lides Renato Batalla en frente de su residencia en Buenaventura, Valle del Cauca. Fue locutor de Radio Buenaventura y director del periódico La Batalla, su trabajo se enfocó en investigar actos de corrupción administrativa y tráfico de drogas en la ciudad.
La inconformidad del periodista fue alimentándose de la situación de corrupción, presencia de grupos armados y actividades delincuenciales en Buenaventura. Lides denunciaba todas estas irregularidades en su medio de comunicación La Batalla, que fundó en 1983. Entre sus investigaciones más importantes está el caso de corrupción por parte de Jesús Jori Valencia, comandante del Departamento de Bomberos de la ciudad.
Lides Renato será recordado por su labor periodística y por velar por el bienestar de los bonaverenses. Gracias por recordar con nosotros.
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John Félix Tirado Castañeda fue locutor de la emisora Ondas del Urrá y corresponsal del Diario del Otún en Cartago, Valle del Cauca, donde cubrió casos judiciales y orden público. “Recuerdo que era un muchacho aficionado a la comunicación y sobre todo al periodismo judicial”, menciona su colega Fernando Pineda, quien en esa época era editor judicial del Diario del Otún.
El 5 de agosto de 1992, el periodista fue asesinado frente a la Iglesia de Guadalupe por desconocidos que se transportaban en una motocicleta. En los hechos también murió un niño de ocho años.
Cartago, el municipio en el que trabajaba Tirado, es considerado uno de los epicentros de violencia en el país. Ha tenido que resistir a la invasión de los paramilitares, la guerrilla y las bandas criminales. Por eso, ejercer el periodismo investigativo y de denuncia en esta zona era un acto de pasión por la profesión. Para Pineda, también periodista, “los días de trabajo allá se convertían en un terror constante (...) estaba el narcotráfico y abundaban los hechos de violencia”.
La Fiscalía 16 seccional de Cartago ordenó el 9 de agosto de 1993 la suspensión de la investigación y por ende su archivo. 20 años después del asesinato no hubo ningún avance en la búsqueda del autor y señalamiento de responsabilidades en la muerte del periodista, por lo que prescribió y quedó impune.
El 8 de julio del 2001 en Buenaventura, Valle del Cauca, el periodista Jorge Enrique Urbano Sánchez departía con sus amigos en el parque Néstor Urbano Tenorio cuando fue asesinado por dos individuos que huyeron en una motocicleta y dos cómplices que escaparon a bordo de una lancha rápida. Él era periodista de la Emisora Mar Estéreo y su trabajo se destacó por las denuncias en contra de la banda delincuencial Los Tumbapuertas.
Jorge Urbano será recordado entre sus amigos y colegas por ser una persona alegre, de buen porte y tenacidad. Desde la FLIP reconocemos su labor periodística de denuncia y entrega a su comunidad.
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La FLIP alerta y expresa su preocupación por la decisión de la Unidad Nacional de Protección (UNP) de no brindar medidas de protección al periodista Robert Posada de Tuluá, Valle del Cauca. En el último año, Posada ha recibido tres amenazas y ha sido acosado por contratistas de la alcaldía; sin embargo, la UNP afirma que no tiene un riesgo diferente al que puede estar expuesto cualquier otro ciudadano. Este tipo de acciones por parte de la UNP son negligentes y ponen en grave riesgo la vida del comunicador.
En diciembre de 2021, Posada denunció ante la Fiscalía dos mensajes en los que amenazan de muerte a su hermano y le dicen al periodista que lo tienen identificado. En su momento, la FLIP compartió esta información con la UNP, para que realizara el estudio de riesgo del periodista. A pesar de esto, la entidad afirma que el riesgo del reportero es ordinario y que no se requieren medidas de protección.
La FLIP nota con preocupación que en la resolución no se evidencia que la UNP haya realizado un análisis de contexto para determinar el riesgo al que se enfrenta Posada. La Corte Constitucional ha dicho que en estos casos es necesario valorar los riesgos propios del lugar donde se desempeña el comunicador. Tuluá es un municipio hostil y peligroso para la prensa, en septiembre del 2021, fue asesinado el periodista Marcos Efraín Montalvo, quien investigaba y hablaba de los mismos temas que Posada: corrupción, grupos armados y política local. Según lo documentado por la FLIP, este homicidio está relacionado con el oficio periodístico de Montalvo. Sumado a este contexto, el alcalde de Tuluá, John Jairo Gómez, ha realizado declaraciones estigmatizantes que deslegitiman el trabajo de los reporteros locales.
La FLIP le solicita a la UNP que inicie la evaluación de riesgo de inmediato y que implemente por trámite de emergencia las medidas para proteger al periodista Robert Posada. Esta evaluación debe estar acorde a su situación y debe tener en cuenta los estándares de protección para periodistas: perfil del comunicador, contenido de la información que publica y contexto de la región donde ejerce el oficio, en este caso Tuluá.
También exhortamos a las autoridades locales, a la UNP y a la Fiscalía General de la Nación para que lleven a cabo todas las acciones necesarias para proteger al periodista. La articulación entre entidades estatales es fundamental para la correcta realización de los estudios de riesgo y la garantía de la protección del ejercicio periodístico y la vida de las y los comunicadores.
La muerte del periodista Horacio Yepes Lozano está rodeada de incertidumbre. Fue asesinado por desconocidos el 25 de mayo de 1994. Horacio se dedicaba al cubrimiento de deportes, nunca realizó comentarios indebidos ni afirmaciones que hubieran puesto en riesgo su vida. Horacio también se desempeñaba como supervisor en Nestlé. Michelle Meyer, hija de Horacio, recuerda que uno de sus dichos principales rezaba de la siguiente forma: “sigamos siendo buenos, aunque a los malos parece irles mejor”.
Julio Morales y William Loaiza, ambos periodistas que conocieron a Horacio, nos comentan sobre su vida y trabajo, para conservar su memoria intacta. Michelle Meyer, hija de Horacio, comparte sus recuerdos y experiencias de vida con su padre, para recordar sus sueños y pasiones.
El periodista Alejandro Jaramillo Barbosa fue presidente de la Asociación Colombiana de Periodistas (ACP) y cronista del Diario del Sur. Un día como hoy, hace 24 años, fue asesinado en Pasto, Nariño. El 24 de octubre de 2017, el caso de Alejandro prescribió en completa impunidad sin que las autoridades identificaran a los responsables del crimen.
El periodista del diario El Caleño, Fernando Abadía, recuerda a Alejandro como uno de los periodistas más destacados de la crónica roja en la región. “Antes de trabajar en el Diario del Sur, Alejandro era el encargado de las noticias judiciales en el periódico El Caleño de Cali. En la década de 1970, dictó clases de periodismo junto a Evaristo Bugallo y tuve la oportunidad de aprender de los dos. Era un periodista extraordinario”, señaló Abadía.
Para Jorge Carvajal, colega de Alejandro en el periódico Occidente de Cali y del Diario del Sur, Alejandro fue un cronista ejemplar que guió su carrera dentro y fuera de la redacción. “Alejandro me aconsejó mucho. Recuerdo que un día, a eso de la 1:00 p.m., llamaron de una empresa de transporte y nos informaron que había una maleta extraña. Cuando la abrí, había una cabeza adentro. Me asusté mucho, pero junto a él aprendí cómo asumir los gajes del oficio”, recordó Carvajal.
Antes de su muerte, Alejandro fue hostigado y amenazado por las investigaciones y relatos que realizó como parte de su oficio periodístico. En 1984, el periodista fue víctima de un atentado en Cali, Valle del Cauca y tiempo después abandonó su cargo como director del diario El Caleño. Al parecer, en sus últimos reportajes, Alejandro había denunciado las actividades ilícitas de los carteles del narcotráfico en Colombia.
El viernes 24 de octubre de 1997, Alejandro de 67 fue reportado como desaparecido por sus familiares. Días después, partes de su cuerpo fueron halladas en diferentes puntos de la ciudad. La crueldad de su asesinato dejó un mensaje amedrantandor para la prensa de la región. Pese al llamado de varias organizaciones para investigar y judicializar a los autores de su homicidio, el caso de Alejandro prescribió hace cuatro años sin que nadie fuera judicializado por el crimen.
En la FLIP, no olvidamos la labor periodística de Alejandro y recordamos a los y las periodistas que han sido asesinados a causa de su labor investigativa para contar y denunciar lo que sucede en las diferentes regiones del país.
Gracias por recordar con nosotros.
El 28 de septiembre de 2013 fue asesinado el voceador de prensa José Darío Arenas en Caicedonia, Valle del Cauca, mientras vendía ejemplares del diario EXTRA del Quindío. Hoy, ocho años después de su muerte, se desconocen los responsables de su homicidio.
José Darío era el único voceador del periódico EXTRA del Quindío en Caicedonia. Llevaba alrededor de cuatro meses repartiendo y anunciando los principales titulares en la región.
El día de su asesinato, estuvo vendiendo los diarios que incluían una noticia sobre unas supuestas irregularidades por parte de funcionarios del INPEC en la cárcel de Caicedonia.
El asesinato de José Darío habría sido una intimidación hacia el peródico EXTRA del Quindío por haber publicado las denuncias del centro penitenciario. Poco tiempo después del homicidio, una de las fuentes de información recibió una llamada amenazante en la que le dijeron que “ya había caído el primero”.
Giovanna Vanegas, amiga de José Darío asegura que “su muerte fue provocada por su oficio de vocero. Lo quisieron callar por sacar la verdad a la luz. Su asesinato dejó al pueblo frío, él era un hombre trabajador, no tenía problemas con nadie”.
José Darío es recordado por Giovanna como un hombre carismático y alegre que, además de repartir periódicos, era su mejor amigo. “Nosotros vivíamos en el mismo barrio. Hace un tiempo hubo escasez de agua por esa zona y él trajo agua a mi casa. Desde ahí nos convertimos en mejores amigos, nuestra amistad era inigualable, éramos muy unidos”, cuenta Giovanna.
Con 29 años, José Darío era padre de tres hijos. “Él me decía que soñaba con celebrar los 15 años de su niña, pero no lo dejaron, le arrebataron la vida”, afirma Giovanna.
En la FLIP no olvidamos a José Darío Arenas, quien con carisma y entusiasmo, informó a la población de Caicedonia. Hacemos un llamado para que su caso no prescriba sin que sea debidamente investigado.
La Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP) condena y lamenta profundamente el asesinato del periodista Marcos Efraín Montalvo, ocurrido en la noche del domingo 19 de septiembre en el municipio de Tuluá, Valle del Cauca. Montalvo era ampliamente conocido por su trabajo como periodista desde hace más de cuarenta años.
Según ha documentado la FLIP, dentro de la trayectoria de Montalvo han estado medios como El País de Cali, Radio Reloj, La Cariñosa, el semanario El Tabloide y el periódico local La Variante. Desde hace varios años trabajaba de forma independiente y publicaba información de interés público en dos páginas de Facebook que llevan su nombre. En este espacio difundía notas de opinión de su autoría y hacía eco a trabajos periodísticos de varios medios locales y nacionales sobre temas relacionados con el acontecer político y la gestión administrativa local y regional, así como la situación de seguridad del municipio. Las y los reporteros de la región reconocen la labor periodística que Montalvo aún ejercía y el impacto que todos sus años de carrera tenían en la opinión pública del municipio.
La Fundación hace un llamado a las autoridades para que investiguen este crimen en el menor tiempo posible, teniendo en cuenta la labor periodística que hacía Montalvo en el municipio. Si bien el alcalde de Tuluá, Jhon Jairo Gómez Aguire, y el Comandante Región 4 Policía, Brigadier General Pablo Ruiz, se refirieron al caso en una rueda prensa brindada en la mañana del lunes 20 de septiembre, no hablaron de las líneas de investigación o hipótesis que se están evaluando este caso.
Dada la gravedad de los hechos, la FLIP realizará una misión al municipio de Tuluá con el fin de recolectar más información sobre este caso. La Fundación expresa sus condolencias a la familia y amigos del periodista y espera que se dé con los responsables en el menor tiempo posible.
Rodrigo Vélez Toscano recorría los municipios del Valle del Cauca en busca de historias, trabajaba como periodista y corresponsal del periódico El Caleño. Hoy, hace 33 años, fue asesinado por desconocidos que le dispararon en el municipio de Caicedonia, Valle del Cauca.
Rodrigo era un periodista que perseguía las noticias de orden público del departamento. De acuerdo con los reportes de la FLIP, el periodista falleció el 1 de junio de 1988 a causa de los impactos de bala. En el hecho también murió el vendedor de chance, Albeiro de Jesús Quintero.
Hasta la fecha, se desconocen los motivos que llevaron a los sujetos, que ocultaron las armas debajo de sus ruanas, a atentar contra la vida del periodista. En 2008 el proceso quedó archivado. La fallas en el proceso de investigación, llevaron a que no se recolectaran pruebas suficientes, lo que llevó a que el caso prescribiera ante la justicia colombiana sin que nadie fuera judicializado por el crimen.
Nuestro equipo FLIP no ha podido contactar con colegas o personas cercanas a Rodrigo. Si usted lo conoció o tiene pistas de quiénes pudieron haber tratado con él, puede escribirnos a Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo. .
En la FLIP no olvidamos a los periodistas que han sido asesinados en el país y cuyos casos quedaron sin resolver ante la justicia.
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