La crisis económica del sector de medios de comunicación es un problema que no da espera. Los despidos masivos de personal, el cierre de medios de larga trayectoria y un deterioro en la calidad de la información periodística han moldeado durante los últimos años el nuevo panorama de la industria.
Esta dinámica, que se ha reproducido en todo el mundo y se aceleró con motivo de la pandemia, ha llevado a un consenso global de que en un futuro próximo no será posible la sustentabilidad para el periodismo regional, local o de nicho, a menos que se financie con recursos públicos. Se trata de un cambio radical en el paradigma del negocio que ha impulsado a que, tanto la Unesco como las Naciones Unidas, apunten a la necesidad de la intervención de los Estados para evitar que la información de calidad desaparezca.
La situación en Colombia es particularmente delicada. En más de 600 municipios, que corresponden a dos terceras partes del país, no existen medios de comunicación con la capacidad de producir información local. La publicidad oficial ha operado durante años como un subsidio encubierto que ha servido para mantener a flote a muchos medios pero a un costo altísimo, toda vez que la falta de transparencia en la asignación deriva, en muchos casos, en la pérdida de independencia editorial. Además, según Asomedios, desde el 2014 la inversión publicitaria en medios de comunicación ha decrecido constantemente y hoy en día, el mayor porcentaje de la torta de ese mercado se la están llevando las plataformas digitales, dinero que, además, no queda circulando en el mercado colombiano, pues son recursos que se van para el exterior y dejan de retroalimentar la industria de medios y de información.
En medio de esta crisis y asfixia mediática, existen varios ejemplos de medios de comunicación e iniciativas particulares que han experimentado con ideas, técnicas y modelos operacionales innovadores. Sin embargo, estos proyectos no encuentran prácticamente ningún apoyo estatal que permita impulsar a mediano y largo plazo un entorno más propicio para su viabilidad, respetando los principios innegociables de independencia editorial y libertad de expresión.
Aquí puede consultar la revista Páginas para la Libertad de Expresión, edición #3.
Aunque son diversas las propuestas que se están implementando en diferentes países, como las deducciones fiscales y subvenciones directas, no existe por ahora una única solución o modelo. Su abordaje debe partir de una lectura clara y completa del contexto nacional y requiere incluir a los gobiernos nacionales y regionales, a la sociedad civil y al sector privado.
La necesidad de encontrar nuevas medidas para el sostenimiento del ejercicio periodístico debe ser prioridad en un gobierno comprometido con la democracia y la libertad de expresión. Sin independencia económica, no hay garantías para que fluya información no tendenciosa entre la sociedad, tampoco para la vigilancia sobre los gobiernos que ejerce el periodismo ni para garantizar que la ciudadanía acceda a información de interés público.
Prensa sin fondos
- La FLIP registró un aproximado de 1.500 despidos de periodistas y personal de medios de comunicación entre el 2016 y el 2019.
- Solo en Medellín, tres medios de comunicación de larga trayectoria llegaron a su final durante el primer año de pandemia (2020).
- Según cifras de Asomedios, la facturación en publicidad de los medios en Colombia de octubre de 2021 fue apenas similar a la del 2016.
- El sector de las revistas fue el más afectado. En el 2021 registró 43% menos de lo que facturó en el 2020.
- El anuncio, hecho a inicios del 2021, por parte del gobierno de Iván Duque de destinar 85.000 millones de pesos para ayudar a la reactivación económica de los medios más afectados durante la pandemia se quedó en eso: un anuncio vacío. En septiembre, MinTIC dio por terminada la convocatoria para adjudicar los recursos porque ninguno de los 354 medios, cerca del 15% del total de medios del país, que habían participado cumplía con los requisitos. Nunca se hicieron públicos los detalles o la postura del ministerio ni hubo más explicaciones sobre su decisión.
- Las plataformas de redes sociales se instalaron como el principal competidor de los medios por ambas pautas, la comercial y la pública. Las redes sociales están captando un porcentaje muy alto de estos recursos sin someterse a ningún tipo de regulación tributaria y además, usando el contenido producido por terceros, como el de la prensa, sin que los creadores, medios y periodistas reciban alguna retribución.
- Muchos analistas del tema sostienen que no hay forma de recuperar los ingresos que han quedado en manos de las grandes compañías de tecnología y que sin intervención estatal los medios desaparecerán.